En un rincón remoto de Venezuela ocurre una rareza hidrográfica: el río Orinoco entrega una cuarta parte de su caudal al río Negro y de ahí al Amazonas a través del Brazo Casiquiare. Esta única conexión entre los dos grandes ríos del continente, punto de intensa biodiversidad y puente crítico al bioma selvático, está herido por el avance de la deforestación, la minería ilegal y el cambio climático. Por Reybert Carrillo.